
Alumnas de Joan Jara recuerdan a su maestra: “Su legado va más allá de querer desarrollar una técnica de danza”
La tarde del pasado domingo, falleció con 96 años la bailarina, activista y viuda de Victor Jara, Joan Jara. Hoy se realizó el velorio en el Centro de Danza Espiral, al que acudieron artistas, actores y alumnas de Joan.
Por: Martina Fernández y Manuel Silva

Durante la jornada de este lunes, en el Centro de Danza Espiral, se realizó el velorio de Joan Jara, viuda del cantautor chileno Victor Jara, quien fue bailarina y activista por los derechos humanos. El evento registró una gran participación ciudadana y contó con la asistencia de actores, artistas, personajes públicos y hasta las propias alumnas de Joan Jara.
Joan Turner Jara, nacida en Londres en 1927 y egresada de Danza en la escuela Sigurd Leeder, se trasladó a Alemania para formar parte de la compañía de danza Ballets Jooss. En los años ´50 viaja a Chile para integrarse al Ballet Nacional y realizar clases de danza en la Universidad de Chile, donde creó la carrera de Pedagogía en Danza Infantil.
En este marco, Valentina Pavez, bailarina y alumna de Joan, destacó su labor e importancia para el mundo de la danza, tras regresar de Inglaterra en 1986. Pavez comenta que Joan generó espacios para recibir a los bailarines y bailarinas chilenos, especialmente en tiempos de dictadura, cuando fundó el Centro de Danza Espiral junto a Patricio Bunster, originalmente ubicado en el Café del Cerro. “Ella nos acogió a todos los que habíamos estudiado buscando espacios para desarrollarse”.
Menciona, además, el trabajo realizado por Joan, formando profesores y monitores para llevar la danza a las poblaciones, donde trabajaban “todos los fines de semana yendo a buscar a los chicos a las casas y haciendo clases”, de la mano de la Compañía de Danza Espiral, quienes estuvieron “presentes en todas las instancias de difusión de danza, para hablar sobre lo que estaba pasando, dar un poquito de esperanza a la gente”.
Pavez destaca la particularidad de Joan para “sanar con sus clases”, donde generaba una “atmósfera de cariño, de conexión y reconocimiento con uno mismo, (…) A ella le importaba mucho que la danza llegará a los niños, a los colegios, a las poblaciones, a los centros comunitarios, no que solamente la danza sea un arte hacia la élite, sino que todos estamos y todos tenemos el derecho de acceder a los espacios artísticos y en este caso la danza”.
En esta línea, señala que “el legado de Joan va más allá de querer desarrollar una técnica de danza”, sino que se trata de implementar una forma de sentir y comunicarse, de escuchar al otro y a la sociedad y que la importancia de su labor radica en abrir espacios para reflexionar respecto a la danza.
Por su parte, Elizabeth Rodríguez, otra de las alumnas de Jara, la recuerda como una maestra de la danza e indica que existe “una familia muy grande de dancistas, bailarinas y bailarines en torno a ella, que nos reunimos y bailamos”. Además expresa que “todavía la hablo en presente porque todavía la siento acá, como con toda la gente que está acá recordándola y manifestando el quehacer dancístico que necesita tanto esta sociedad”.
Joan cumplía una gran labor como presidenta de la Fundación Victor Jara, en la que tenían como principal objetivo “preservar y proyectar la vida y obra de Víctor Jara, tanto en sus valores humanos como en lo relativo a su aporte al patrimonio artístico y cultural de Chile, desarrollando y promoviendo actividades basadas en la convicción que la creación artística debe sustentarse en el respeto de la cultura popular de nuestro pueblo y continente, los derechos humanos y nuestra memoria e historia”.

Ruth Páez, monitora de la fundación, resaltó la la importancia del trabajo de Joan en la lucha por la defensa de los derechos humanos, su gran pasión por la danza y también resaltó su entrega a la juventud chilena: “Es una gran pérdida la de Joan, entregó mucho, es una pena pero ya tenía edad, tenía 96 años. No estaba bien de salud.”