El país busca consolidar una hoja de ruta al 2030 que permita fortalecer la prevención y la respuesta frente a emergencias que amenazan su legado.
En medio de un país marcado por su vulnerabilidad ante terremotos, incendios y otros eventos naturales, Chile dio un paso clave en la articulación de una política nacional que proteja su memoria material e inmaterial. Así lo explica la coordinadora de Gestión de Riesgos y Emergencias Patrimoniales del Centro Nacional de Conservación y Restauración (CNCR), María Paz Lillo, quien lideró la organización del Primer Encuentro de Iniciativas de Gestión del Riesgo de Desastres en el Patrimonio Cultural, realizado en el Centro Patrimonial Recoleta Dominica.
“Este es el primer encuentro y esperamos que sea el primero de varios”, afirma Lillo. La iniciativa que reunió a más de 150 representantes de instituciones públicas, municipios, universidades, organizaciones comunitarias y organismos internacionales surge de la Mesa de Patrimonio de la Plataforma Nacional para la Reducción del Riesgo de Desastres, instancia que agrupa a entidades como Senapred, el Consejo de Monumentos Nacionales, el Ministerio de Obras Públicas, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo, la SUBDERE y UNESCO.
Patrimonio y prevención: un enfoque integral
Desde su experiencia, Lillo plantea que una de las mayores debilidades del país ha sido la dispersión de esfuerzos en torno al resguardo patrimonial.
“Nos dimos cuenta de que las iniciativas en patrimonio y gestión del riesgo estaban bastante dispersas. Eso hace que el patrimonio cultural siga siendo muy vulnerable”, explica.
La especialista aclara que el concepto de patrimonio no se limita solo a lo estructural o arquitectónico, sino que abarca dimensiones materiales e inmateriales. “Los objetos no están volando en el aire; hay comunidades que disfrutan de ese patrimonio y lo mantienen vivo”, señala, citando como ejemplo el trabajo con los Carpinteros de Rivera de Puerto Aysén, quienes han incorporado la reducción del riesgo de desastres en su oficio tradicional de construcción de botes.
De la planificación a la acción: hacia 2030
La jornada del encuentro estuvo centrada en delinear un horizonte estratégico de acción hasta el año 2030. Según Lillo, se trató de una sesión de trabajo interna de la Mesa de Patrimonio junto a instituciones clave, con el propósito de definir lineamientos comunes y fortalecer capacidades a nivel nacional.
Por la tarde, el programa incluyó un curso intensivo dirigido a profesionales de museos, bibliotecas y archivos, enfocado en capacitación y respuesta ante emergencias.
“Una medida muy concreta es que las instituciones culturales tengan planes de gestión del riesgo de desastres. No basta con tenerlos escritos: hay que ensayarlos y aplicarlos”, enfatiza la coordinadora.
Lillo recalca que la educación y la planificación son pilares esenciales.
“Si en una universidad o en un museo ocurre un incendio o una inundación, muchas veces la comunidad no sabe dónde ir o cuál es la zona segura. Socializar esos planes también es parte de la prevención”, advierte.
El encuentro marcó un punto de partida para consolidar una red nacional de colaboración en torno a la protección del patrimonio cultural. “Queremos dejar de ver la protección patrimonial solo como conservación, y entenderla como una inversión en nuestra memoria y en nuestro futuro frente al cambio climático y los desastres”, concluye Lillo.
El protocolo actual del Museo Andino
Paula Segovia, subdirectora del Museo Andino, comentó que, posteriormente al terremoto del 2010, el museo modificó sus protocolos para enfrentar este tipo de situaciones, como por ejemplo, la mantención y cambio de vitrinas.
Segovia recalcó que una de las implementaciones que aplicaron para proteger las especies fue que optaron a un “Fondo de Organizaciones Patrimoniales”.
La subdirectora señaló que “en el terremoto del 2010 aproximadamente se quebraron 50 piezas y lo que se hizo fue hacer un trabajo de conservación y restauración”; además, destacó la importancia de que se les entregue una guía o se haga un trabajo mano a mano junto a los museos para comprender los procesos de prevención de los daños al patrimonio cultural del país y aplicarlo en todas las instituciones.

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