En los últimos dos años, se reportaron miles de menores fallecidos y heridos en la Franja de Gaza desde el inicio de la disputa. La población infantil se ha visto perjudicada tanto en su salud mental como en el acceso a su educación.
Escrito por: Maite Cabrera y Rafaela Smith
Según un informe de la UNICEF (Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia), más de 64 mil infantes han sido heridos o murieron durante la guerra, de los cuales al menos 1.000 eran bebés. Además, 625.000 niños y niñas ya no reciben educación debido a la destrucción de recintos escolares. Los menores expuestos a enfrentamientos armados sufren graves consecuencias en su desarrollo psicológico, físico y social, siendo los efectos más críticos las alteraciones de salud mental, en particular el trastorno de estrés postraumático (TEPT).
El director del Centro de Estudios Árabes de la Universidad de Chile, Kamal Cumsille, explica que en la Franja de Gaza la infancia se ve truncada por la guerra, ya que el daño infligido por Israel a la sociedad palestina es generacional, un proceso histórico de violencia que se ha extendido por más de 77 años, afectando todos los aspectos de vida como la desnutrición, enfermedades y los traumas. “Cualquier palestino que vive en Gaza tiene al menos un pariente que ha sido encarcelado o asesinado”, declaró Cumsille.
Debido a esto, la psicóloga especializada en casos de vulneración grave de derechos infanto-juvenil, Karla Guaita, explica que el trauma está asociado a elementos biológicos que tienen que ver con cómo cada persona vive una experiencia, cómo se sobrelleva, qué tan habitual sea, entre muchos otros factores. Ella ejemplifica, “piensa en el trauma como una herida, yo me caí y esta herida puede evolucionar bien o puede evolucionar mal en función de si me limpié o no”.

El rol de la educación y de los adultos
Guaita también detalla que, en el ámbito de la infancia, los adultos de apoyo (figuras de acompañamiento) son determinantes absolutas en el pronóstico de una vivencia difícil o traumática, ya que su rol permite que la reparación emocional y psicológica comience de forma temprana. Según la ONU (Organización de las Naciones Unidas), más de 17.000 niños han quedado huérfanos o separados de su familia.
“Eso permite identificar la relevancia que tienen los actores de los espacios educativos y la educación en sí misma como un agente de socialización, de bienestar y de reparación para las personas, sobre todo frente a situaciones adversas“, especificó.
La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (UNRWA) advirtió que los niños y niñas en Gaza corren el riesgo de convertirse en una “generación perdida” por la pérdida de su educación, que se retomó en el cese al fuego este 10 de octubre, en el cual el director de Asuntos de la UNRWA afirmó que estos siguen siendo un refugio seguro para que los niños aprendan, ya que les proporcionan una educación de calidad y apoyo para su bienestar, a la luz de la escalada de violencia y los desplazamientos.

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