Licenciada en Información Social asegura que el contenido de las noticias falsas suele ser sencillo y emocional porque genera mayor interacción de los usuarios y beneficio para las plataformas digitales.
Por Macarena Lazo y Josefina Olivares
La Licenciada en Información Social, Ingrid Bechmann, afirma que pese a que la desinformación ha existido siempre, el contexto electoral es muy idóneo porque combina varios factores: gente que está indecisa con su voto y le teme al futuro, siendo un escenario ideal para tratar de influir en la opinión pública. Destacando que los temas más sensibles como la salud, vivienda, seguridad y migración son los que albergan más noticias falsas porque existe una manipulación que apela a los temores profundos: “Es más sencillo creerlas cuando tocan de manera personal, cuando te sientes atacado o vulnerable. Y cuando estamos emocionalmente comprometidos, lo racional se vuelve secundario”.
Durante estas elecciones presidenciales las redes sociales han jugado un papel fundamental, puesto que los candidatos han hecho campaña en diferentes plataformas digitales. Para evitar caer en noticias falsas el experto en redes sociales y desinformación, Marcelo Santos, recomendó buscar siempre en fuentes oficiales y otras que liguen el contenido.
Ingrid Bechmann declara que las plataformas digitales son las primeras en beneficiarse gracias a que su modelo económico se nutre de la respuesta inmediata. “Twitter, Instagram, Facebook y TikTok se alimentan del contenido que provoca respuestas inmediatas, y la desinformación tiende a encajar con ese modelo.”
Es importante mencionar que problema no está solo en el contenido falso, sino también en su potencial para generar incertidumbre. “Lo que se busca, no en todos los casos, es que la gente sospeche de lo sucedido y pueda poner en duda el resultado después, de esta manera, se invalidan los procesos y las instituciones.” aclara Ingrid Bechmann.

Responsables de la desinformación
Según Marcelo Santos, existe una clara asimetría clara en el esparcimiento de desinformación, puesto que los bots benefician los intereses de los simpáticos a Kast o al Partido Republicano, agrega también que “lo que se ha visto históricamente son operaciones más coordinadas en contra de la izquierda en general, desde la extrema derecha. En mis estudios anteriores no he visto acción coordinada como por bots u otros tipos de campañas sucias, milicias digitales desde la izquierda hacia la derecha.”
Frente a esto, el factor más complejo a la hora de combatir las noticias falsas son los usuarios anónimos, Marcelo Santos afirma que “uno no puede decir quién está detrás si no sale alguien, como en el caso del Patito Verde, alguien que denuncia, es muy difícil llegar a la persona detrás de la máquina, pero lo que uno ve es quién se beneficia.”.
Bechmann añade que “es muy difícil de rastrear, porque todo está amparado en el anonimato, además, los políticos mienten (…) la gente también miente o se equivoca. Muchas veces los usuarios amplificamos el fenómeno porque caemos y (…) lo compartimos. Por eso hay que aprender a ser un poco más escépticos y cuidadosos para no difundir desinformación.”
“Si algo es demasiado bueno para tu convicción política, dúdalo, busca, verifica, si algo es demasiado malo para la oposición a tu opinión política, también lo dudas, también lo buscas, también lo verificas. Está Malaspina, Fast Check, están los verificadores de Reuters, de AFP, etcétera.”
-Marcelo Santos
Un reportaje de CIPER agrega a este diagnóstico que la desinformación no siempre busca modificar un voto, sino crear caos y aumentar las divisiones, lo cual acaba favoreciendo a aquellos que se inclinan por desacreditar las instituciones.
Parte del éxito de la desinformación, se debe a su estilo sencillo y emocional, comenta la licenciada. “La desinformación en sí es, generalmente, corta, sencilla y breve. Frecuentemente es una captura de pantalla o una fotografía fuera de contexto, lo que lo hace muy fácil de comprender.
A su vez la académica cita estudios del ingeniero Marcelo Mendoza, quien ha realizado investigaciones que demuestran cómo este tipo de contenido es “léxicamente sensacionalista” y, por tanto, tiene una gran capacidad para captar la atención. Además, dice ella que apela a las emociones, lo que lo hace mucho más eficaz.
Para combatir la desinformación, Bechmann subraya la importancia de la educación mediática y el deber de los medios de comunicación para luchar contra esta:
“No se trata de tener actitud cínica o de cuestionarlo todo, porque eso también resulta agotador. El asunto es aprender a ser un poco más críticos y detenerse a pensar antes de compartir”.
-Ingrid Bechmann

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