Día Internacional contra las Medidas Coercitivas Unilaterales: Estados Unidos redefine su influencia regional con medidas que generan presión internacional
Mientras la ONU busca visibilizar los efectos de acciones represivas por parte de grandes potencias mundiales, el presidente Donald Trump ha reinstalado un estilo de política exterior marcado por una imposición directa: paralización masiva de procesos migratorios, amenazas diplomáticas y el indulto al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández.
Por: Mathias Cerón y Víctor Matos.
Este 4 de diciembre se conmemoró por primera vez el Día Internacional contra las Medidas Coercitivas Unilaterales, instaurado por la Asamblea General de las Naciones Unidas en junio de 2025 con el objetivo de visibilizar las prácticas con las que un Estado intenta forzar cambios políticos en otro. La fecha llegó en medio de un momento clave: la reactivación de tácticas unilaterales por parte del presidente Donald Trump, cuyas decisiones recientes han abierto un debate global sobre los límites del derecho internacional y la soberanía.
Las medidas coercitivas unilaterales, según la definición del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, comprenden acciones económicas, financieras o administrativas destinadas a presionar a otro Estado: embargos, restricciones comerciales, congelamiento de activos o limitaciones de movilidad. La Resolución 19/33 del Consejo de Derechos Humanos advierte que estas prácticas vulneran el derecho internacional y dificultan el pleno ejercicio de los derechos fundamentales en las poblaciones afectadas.
Asamblea General de las Naciones Unidas. (Foto y créditos: Wikimedia Commons).
La discusión global se intensificó luego de que el gobierno de Trump paralizara los procesos de residencia y ciudadanía para ciudadanos de Venezuela, Cuba, Haití y otros 16 países, varios de ellos latinoamericanos y africanos. La medida, descrita como una “revisión exhaustiva” del perfil de los migrantes, detuvo incluso juramentos de naturalización ya programados, afectando a varios inmigrantes que tratan de legalizar su estancia en el país, entre otros.
Esta nueva política fue implementada tras el tiroteo en Washington D. C., que dejó una víctima fatal y otra crítica por parte de la Guardia Nacional estadounidense, debido a los disparos efectuados en plena vía pública por un hombre afgano, el cual habría sido un exparticipante de la fuerza militar de EE. UU. en Kabul, en la guerra contra Afganistán.
Soldado estadounidense en Afganistán. (Foto de: CPL Sam Shepherd ; Créditos: Crown, NZ Defence Force).
A ese escenario se sumó el indulto otorgado al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, condenado en 2024 a 45 años de cárcel en Estados Unidos por narcotráfico y liberado tras la orden presidencial. La decisión generó críticas bipartidistas en el Congreso estadounidense y tensó el clima político en Honduras, en pleno proceso electoral.
Así, el país centroamericano atraviesa una elección presidencial marcada por un estrecho margen entre Nasry Asfura, candidato de centroderecha y heredero político del expresidente Juan Orlando Hernández, y Salvador Nasralla, figura televisiva hondureña del Partido Liberal y que disputa el liderazgo opositor. El proceso, ya tensionado por interrupciones en el conteo de votos, se volvió más complejo tras la liberación del exmandatario, que reavivó cuestionamientos sobre la influencia externa del gesto presidencial estadounidense.
Expresidente Juan Orlando Hernández, Honduras. (Foto y créditos: Wikimedia Commons).
Unilateralismo en la era Trump
Para el analista en política internacional, académico de la U. Valparaíso y director de Analytyka Consultores, Guillermo Holzmann, estas acciones no son hechos aislados, sino parte de un nuevo modo de operar: “Las medidas unilaterales, sean coercitivas o no, son coercitivas en la medida en que Trump establece que todo país que no esté dispuesto a revisar sus acuerdos comerciales o diplomáticos, simplemente va a sufrir un castigo inmediato con el aumento de aranceles”, explicó.
Holzmann sostuvo que esta lógica reconfigura el orden internacional al subordinar el derecho internacional a los intereses estratégicos de Estados Unidos. “El multilateralismo ha quedado en un plano secundario”, advirtió. Luego agregó:
“El derecho internacional queda subordinado a los intereses de las potencias, claramente genera una unilateralidad en la toma de decisiones y en la forma en que se imponen las nuevas normas de relacionamiento en el sistema mundial”.
Guillermo Holzmann también agregó que la presión estadounidense en la región está vinculada al control de recursos, la contención de China y la búsqueda de gobiernos alineados.
“Este relacionamiento de Estados Unidos con América Latina, que tiene como foco a Venezuela, Cuba, Nicaragua y Colombia. Estados Unidos espera que en las elecciones del próximo año, que serían en Perú, Colombia y Brasil, surjan gobiernos que sean pro-Estados Unidos y que estén a disposición de poder aceptar las condiciones de relacionamiento que Estados Unidos está imponiendo”, señaló.
La influencia se ha hecho visible en episodios recientes, como las amenazas de Trump al Consejo Nacional Electoral hondureño durante el escrutinio, o su respaldo explícito a Nasry Asfura, candidato de centroderecha que retomó ventaja tras el recuento.
¿Son coercitivas las medidas de Trump? La mirada jurídica
El abogado en derechos humanos y derecho internacional de la Universidad Católica Andrés Bello y de la University Washington College of Law, Gabriel Ortiz Crespo, advirtió que no todo acto unilateral es coercitivo en matices legales de derecho internacional: “Hay cosas que pueden parecer actos unilaterales de naturaleza coercitiva, pero en realidad serían actos legítimos de restricciones de derecho por razones que están justificadas en otra área de derecho”.
Sobre la paralización de trámites migratorios para 19 países por parte de Estados Unidos, Ortiz fue directo al explicar por qué, desde la perspectiva jurídica estricta, aunque severa la medida, no necesariamente califica como coercitiva:
“Difícilmente uno puede decir que esa es una medida coercitiva en contra de otros países, porque los otros países no tienen ninguna afectación sobre derechos de terceros, más allá de la afectación sobre sus ciudadanos”.
Así Ortiz destacó que la medida, al no apuntar a una infracción o roce del derecho soberano como tal de alguno de los países afectados, no existe suficiente base para acusar de coerción unilateral.
Respecto al indulto presidencial a Juan Orlando Hernández, Ortiz reconoció que es una atribución interna válida, pero también afirmó: “Mi respuesta sería que sí, posiblemente uno pudiera interpretar la liberación y el perdón de esta persona (…) como una injerencia no directa en los asuntos internos de otro país, ya que en este caso ha buscado simplemente influir”.
Aunque Ortiz estipuló que no se constituyó a una violación clara del derecho internacional, advierte que sí implicó influencia política:
“No son actos de estricta violación (…) sino actos que buscan influir en la política, y quizás eso es lo que los hace más perversos”.
Por último, el abogado Gabriel Ortiz considera especialmente problemático el momento en que ocurre: “A mí me parece muy infortunado el tiempo en el que esta decisión fue tomada, contemporáneamente con la celebración de elecciones presidenciales en Honduras”.
Un marco jurídico fragmentado y un desafío para la ONU
El debate sobre las medidas coercitivas unilaterales se desarrolla en un terreno difuso, donde los límites entre legalidad, legitimidad y poder son cada vez más borrosos. Para el abogado Ortiz, el principal problema es la ausencia de una arquitectura jurídica internacional clara:
“Todo este tema de medidas coercitivas unilaterales está muy fragmentado, fragmentado decimos en derecho internacional, cuando tú tienes normas por todos lados que regulan eso (…) No hay un tratado de medidas coercitivas unilaterales, y difícilmente lo haya en el futuro, en términos de paso adelante, porque los estados, aunque se manifiesten en contra muchas veces de medidas coercitivas unilaterales, les gusta utilizarlo después en el futuro”.
En paralelo, el analista en política internacional Holzmann subrayó que esta discusión jurídica ocurre en un contexto político donde el derecho internacional está perdiendo centralidad frente a los intereses estratégicos de las potencias: “Eso implica también una modificación del sistema de relacionamiento internacional, donde claramente el derecho internacional queda en un segundo plano y se supedita a los intereses estadounidenses”.
Capitolio de los Estados Unidos. (Fotos y créditos: Live and Let’s Fly).
En el Día Internacional contra las Medidas Coercitivas Unilaterales, ambos expertos coinciden en que la discusión debe centrarse no solo en el plano jurídico, sino también en los impactos reales sobre poblaciones enteras migrantes y diversas comunidades afectadas por sanciones unilaterales.
La pregunta que queda abierta es si este ciclo de decisiones constituye un episodio aislado o el inicio de una etapa donde la coerción, ya sea formal o indirecta, será la regla en la política exterior.
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