El ataque hacía el congresista, Julio Cesar Triana, sucedió el mismo día del funeral del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, quien fue víctima de un atentado durante un motín en la ciudad de Bogotá.
El pasado 13 de agosto, el congresista colombiano Julio Cesar Triana fue víctima de un atentado en el municipio de La Plata, acontecimiento que ocurrió el mismo día que se realizó el funeral del precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay, atacado durante un motín en la ciudad de Bogotá. Los hechos resurgieron las conversaciones públicas sobre la histórica lista de acontecimientos de violencia política en Colombia.
Los asesinatos y violencia hacia diversos políticos dentro del país no son recientes. Según datos del Centro de Investigación Indepaz, muestran que al menos 74 candidatos a cargos de elección popular fueron asesinados en Colombia entre 2016 y 2024. No hay grupo o sector político específico que predomine o sea un factor repetitivo en la autoría de los ataques.
Según comentó el politólogo Víctor Olazarán “en Colombia la presencia de hechos violentos vinculados a diferentes movimientos y causas lleva mucho tiempo, (…) poco más de 60 años”. Previo al atentado hacia Julio Cesar Triana y sus antecedentes, el congresista fue víctima de tres amenazas, por lo que solicitó medidas de protección que fueron rechazadas por la Unidad Nacional de Protección.
Pese a que han existido intentos por mejorar los problemas de gobernabilidad en el país desde los años 90 con asambleas constituyentes, Gilberto Aranda, cientista político de la Universidad de Chile, se refiere a las diferencias en ambos procesos y mencionó que:
Aunque el crimen organizado forma parte de la realidad de la sociedad colombiana, Aranda añadió que:
“En Colombia hubo un gran clima de violencia que no era necesariamente incitado por el crimen organizado. Es un país con grandes desigualdades, que yo tengo la impresión que al igual que otros de Latinoamérica, es un elemento que también explica la violencia”.
Por otro lado, el crimen organizado ha logrado involucrarse de diferentes maneras en aspectos de gobernabilidad con diversos fines. Olazarán comentó que
“Si es un objetivo del crimen organizado siempre involucrarse en los procesos institucionales y políticos para asegurar operatividad y beneficios económicos”.
Además, menciona que la problemática de la amplia intervención del crimen organizado en la gobernabilidad podría afectar las relaciones internacionales, ya que existe una conmoción mundial por el despliegue de bandas criminales a otros países.